sábado, 4 de diciembre de 2010

Las personas buenas son peligrosas

Hace dos años estábamos emocionados intentando transformar en teoría lo que vivíamos, es una lástima que somos unos flojos y muy poco de eso quedó escrito, mucho de lo que se dijo tiene un valor incalculable, por eso espero que lo que estoy haciendo ayude a enmendar un poco ese error.

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Las personas buenas son peligrosas, pero sin duda es un peligro que vale la pena.

En algún momento de nuestras vidas empezamos a tener una sensación que no desaparece nunca, nos damos cuenta que "las cosas podrían ser diferentes"; sentimos que hay cosas que están mal o que podrían ser mejores. En ese momento algunas personas se diferencian del resto, porque mientras la mayoría consciente o inconscientemente decide vivir con esa sensación, hay un grupo que cada día es mayor de gente que decide HACER que las cosas sean diferentes y pasan a un segundo escalón.

Ahora, a ese segundo escalón le llaman participación, ciudadanía, sociedad civil, voluntariado y un sin fin de nombres que quedan cortos para la importancia de lo que hacen. En este escalón también llega un momento donde nace otra nueva sensación, la diferencia es que no es un fenómeno que le ocurre a todos y que la sensación precisa es "las cosas pueden cambiar aun más y más rápido". Este grupo de gente se da cuenta que la organización y la actividad constante generan cambios más concretos.

Hemos llegado al tercer escalón, el de los miembros o militantes de las organizaciones de participación, que pueden ser ONGs, partidos políticos, movimientos sociales estructurados o proyectos de diferentes tipos, NO de sus dirigentes. La gran mayoría de estas personas, en cualquiera de estos movimientos, son las de mayor calidad humana, las más sinceras, porque su deseo es aportar al máximo por causas que consideran justas. Son estas personas, las buenas personas, las más peligrosas.

La emoción de los pequeños logros, de poder colaborar y de sentirnos útiles hace que a muchos se les olvide la razón por la que empezaron a subir la escalera. Empezamos a subir la escalera porque "las cosas pueden ser diferentes", no por el sentimiento satisfactorio de contribuir. La gente del tercer escalón se divide en varios grupos, los primeros son aquellos que se conforman, que están seguros (y no están equivocados) que sus razones para hacer lo que sea que están haciendo son las correctas, y es precisamente ahí donde reside el primero de los peligros, porque a veces por las razones correctas apoyamos o colaboramos en cosas que no son correctas. Muchas veces es nuestra propia luz la que nos ciega. El segundo grupo entiende algo que el anterior no pudo, que el camino es tan importante como el destino, el problema es que confunden precisamente el destino con el camino.

Lo que el segundo grupo no entendió es que la final de la escalera no es "trabajar para que las cosas sean diferentes", esa precisamente ES la escalera; nuestra meta es "lograr que las cosas sean diferentes". Eso diferencia finalmente a la gente del tercer escalón. De aquellos que entienden que nuestra misión es LOGRAR cambios, generar resultados, los que deciden que es un trabajo más complicado de lo que está dispuestos a realizar se quedan en el tercer escalón, y se convierten en el voluntariado más valioso y comprometido. La meta de los líderes de organizaciones debe ser motivar a la gente del segundo escalón a convertirse en esta persona especial del tercer escalón.

Aquellos que se sintieron inconformes con la realidad, que decidieron participar, que entendieron que el trabajo es para lograr cambiar las cosas, y que se comprometen con esa lucha, son esos los que llegan al cuarto escalón. Esos son los grandes líderes de organizaciones que transforman la sociedad.

Debe ser la meta de nuestra generación llegar al cuarto escalón, pero es aquí donde debo ser más claro: Nuestra misión NO ES crear proyectos que cambien pequeñas cosas...

NUESTRA MISIÓN ES TRANSFORMAR EL MUNDO, LOGRARLO, Y NO DEBEMOS ACEPTAR EN NOSOTROS MISMOS NADA DIFERENTE. Que nadie nos robe el deseo de lograrlo, y que seamos ingenuos y creamos que en verdad podemos hacerlo y solo así, tal vez un día, lo lograremos.

Obviamente ya se dieron cuenta que este artículo es más aburrido que los anteriores, pero tal vez sea el más importante de todos. Para lograr nuestra misión es fundamental poder reconocernos a nosotros mismos en la escalera y entender nuestro rol, además reconocer a otros en la escalera y definir sus roles. El estudio de esos perfiles, y otros que seguramente existen, nos permitirán creas estructuras más grandes y eficientes.

1 comentario:

  1. Me tropecé con tu blog y me llamó la atención este artículo... I loved it, medio enredado en algunas partes, si lo pules te regalo la ilustración para que lo acompañe y sea gráfico, creo que en estos momentos está genial porque muchos queremos activarnos desde ya para lo que será el 2012 y "beyond"... Me gusta lo voy a compartir, saludos, se le recuerda con mucho aprecio

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